jueves, 1 de abril de 2010

Esa puerta de mármol, esa losa...



Esa puerta de mármol, esa losa
que cae sobre mi alma
si ando, donde me voy dejando
nudillos, nudos, manos...
He de tirarla abajo.


Esa madera joven, en la que me he
clavado, con ranuras
estrechas, con bisagras gigantes,
que envuelta de recuerdos
me sale siempre al paso...
He de tirarla abajo.










Esa puerta que llama cuando sigo           
adelante, esa puerta que avanza
cuando yo me he parado. Esa puerta
que escucha cuando yo estoy
llamando...
Esa puerta -que es mía-
he de tirarla abajo.


Paloma Palao

Jardín con miedo


Yo estoy con los pobladores del entresueño,
no soy igual a ellos pero los puedo oler
cuando cruzan la noche.

Yo estoy con los pobladores del entrepiso
que queda justo a mitad de camino
entre la cabeza y la lluvia, entre la cabeza y la intemperie.
Justo en mitad de la niebla somos sólidos ojos cerrados,
visiones del que hace sonar las campanillas
cuando cruza la cerca de regreso a su casa
después de mucho rezar para volver.

Tenemos las rodillas tan largas,
caminamos oscuros
bajo la noche sola.
Yo estoy con la verdad de los muertos
si la loza de todos los patios se rompe
y los peones del asesinato se esconden
 tras los armarios del cementerio.

Yo estoy con la verdad de los muertos,
de pie en la cabeza de los vivos.
Un poema es un nudo en la muñeca,
un poema es un encargo de fruta del más allá,
un poema es un cardo que en cada espina tiene escrito recuerda,
recuerda, recuerda.

Yo estoy con los pobladores del entresueño,
no soy igual a ellos pero los puedo oler
camino de ninguna parte.

Ellos vendrán, sus ojos serán ardientes
y tú hablarás, corazón de madera.

Javier Bello